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Columna de Mario Saavedra: Cuando la IA nos mira al espejo: ¿piensa o solo imita?

La IA no nos va a robar la humanidad. El único riesgo es que nosotros mismos la regalemos por comodidad. Y si en Chile logramos entender eso, no solo nos adaptaremos: podremos liderar.

En Chile ya convivimos con inteligencias artificiales que responden en bancos, escuelas y hasta en salud mental. Pero mientras parecen pensar, en realidad solo imitan. La clave está en no temerles, sino en entender dónde estamos parados, culturizarnos y preparar el terreno para un futuro en que sí habrá máquinas con criterio, emociones y hasta más inteligencia que la nuestra.

En Silicon Valley se preguntan si la IA realmente “piensa” o solo juega a parecer inteligente. Algunos estudios la ponen frente a acertijos y parece razonar… hasta que se equivoca feo y queda claro que solo calcula. Es como ese compañero de curso que se aprendía la prueba de memoria y sacaba siete, pero jamás entendía la materia.

La diferencia es que ahora ese compañero está en tu celular, en tu banco y en el colegio de tus hijos.

Que pasa en Chile

En Chile ya tenemos bancos que reemplazaron a los ejecutivos telefónicos por bots con voces suaves. Si uno llama y dice “me clonaron la tarjeta”, responden “entiendo su frustración”. Pero no entienden nada: no sienten miedo ni rabia, solo repiten un guion entrenado en base a miles de llamadas.

En colegios privados se habla de “IA integrada en el aula”. En la práctica significa niños entregando tareas hechas por un algoritmo y profesores que ya no saben si evalúan al alumno o a la máquina.

Y en salud mental —donde tenemos una crisis reconocida— aparecen apps de “compañía emocional”. Son útiles como complemento, pero no reemplazan a un terapeuta. Es como creer que una sopa instantánea reemplaza a la cazuela de la abuela: te llena, pero no te alimenta.

No es miedo: es conciencia

Yo no demonizo la tecnología. Soy tecno-optimista. Creo que la IA es el mayor salto de nuestra era, tan transformador como lo fue la electricidad o internet. Y sí: estoy convencido de que llegaremos a ver inteligencias artificiales que piensen, sientan y desarrollen emociones más complejas que las nuestras. Una inteligencia más inteligente que nosotros.

Pero para llegar a ese punto, tenemos que culturizarnos. Entender qué hace realmente la IA y qué no. No basta con repetir “ChatGPT me hizo la pega”. Debemos hablar de ética, de regulación, de estándares. Porque si no lo hacemos nosotros, la tecnología avanzará sola y ahí sí que corremos el riesgo de que nos pase por encima.

Chile: del hype a la estrategia

Nuestro país es rápido para subirse a la moda tecnológica, pero muchas veces solo como clientes. Instalar fibra óptica, desplegar 5G, ahora IA… y al final, ¿qué producimos? Si solo consumimos, terminamos pagando licencias extranjeras y exportando lo más valioso que tenemos: nuestra creatividad, nuestros datos y hasta nuestra intimidad.

Imagina al SII usando IA para controlar boletas electrónicas, pero con un sistema alojado en servidores en Seattle o Shenzhen. ¿Quién tiene la llave de esa información? Esa es la discusión que no estamos teniendo.

Bases sólidas para un futuro inteligente

Para que la IA sea una oportunidad y no un problema, Chile necesita:

  • Educación digital desde la base: que los niños aprendan qué es un algoritmo, no solo cómo usarlo.
  • Regulación inteligente: que proteja a las personas sin frenar la innovación.
  • Inversión en talento y creatividad: porque la IA se entrena con datos, pero se guía con criterio humano.
  • Cultura crítica: entender que la IA hoy imita, no razona. Nuestro rol es darle sentido.

El futuro es apasionante. Tendremos IA con criterio, emociones y sentimientos. Y cuando eso pase, la pregunta ya no será si imitan o piensan, sino qué haremos nosotros frente a ellas. La verdadera tarea es estar a la altura: construir bases sólidas para que, cuando nos enfrentemos a una inteligencia más inteligente que nosotros, no nos encuentre desprevenidos, sino preparados.

La IA no nos va a robar la humanidad. El único riesgo es que nosotros mismos la regalemos por comodidad. Y si en Chile logramos entender eso, no solo nos adaptaremos: podremos liderar. No como loros estadísticos con Wi-Fi, sino como una sociedad que sabe usar las herramientas sin perder la esencia.


Mario Saavedra, conocido como @MacGenio, es especialista en temas de tecnología y cultura digital.