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(CNN Español) – El precio del vino está subiendo.

En 2017, la producción global de esta bebida se desplomó a su nivel más bajo en 60 años, según datos de la Organización Internacional de la Viña y Vino.

La cosecha más reciente produjo 25.000 millones de litros de vino, una reducción frente a los 26.700 millones de 2016 y a los 27.600 millones de 2015. Esta disminución se explica en las cosechas débiles de los mercados clave, incluidos Europa y Sudáfrica.

La escasez provocó que el precio al por mayor del vino base en Italia se disparara un 74% respecto al año anterior, según la Comisión Europea. Los precios aumentaron un 45% en España y más del 10% en Francia.

Los analistas dicen que los productores, distribuidores y vendedores absorberán parte de la subida de los precios, pero que los consumidores acabarán pagando más… especialmente por las botellas más baratas.

Las empresas vinícolas que apuntan a precios muy bajos… serán las más golpeadas, porque sus márgenes son muy estrechos“, explicó Stephen Rannekleiv, estratega global de bebidas en Rabobank. “Cuando los precios suben, eso pone mucha tensión sobre ellas”.

 

La reducción de la oferta también afectará a la calidad.

“Habrá, en algunos casos, vinos de menor calidad mezclados con productos de un valor ligeramente superior, por lo que todo el mundo bajará un nivel en calidad”, añadió Rannekleiv.

Los productores fueron los más golpeados en Europa, donde las duras granizadas y heladas dañaron los viñedos a principios de 2017, antes de que la sequía del verano pasara su factura. El continente representa el 65% de la producción mundial de vino y el 57% del consumo.

Durante, 2017, la producción europea cayó un 15%: en Italia la reducción fue del 21%, en Francia del 18% y en España del 15%, según la Comisión Europea.

Otras regiones también tuvieron problemas.

Los incendios forestales destruyeron o afectaron parte de la cosecha en California, y la sequía dañó los viñedos en Sudáfrica. El clima cálido puede causar que las uvas maduren temprano y que sean más pequeñas en tamaño.

Rannekleiv indicó que el resultado de todo esto fue una cosecha global incluso peor de lo que temían los analistas.

El daño podría extenderse a otras industrias.

Rannekleiv dijo que la caída en la producción significa que habrá menos vino para usar en otros productos. Los fabricantes de brandy y vinagre podrían verse afectados, por ejemplo.

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