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Este jueves se dio a conocer el informe anual de Aministía internacional, que analiza la situación de Derechos Humanos en 159 países alrededor del mundo.

El análisis global de esta ONG, de origen británico y con casi 60 años de vida, es sombrío en su mirada global y preocupante en el caso específico de Chile. A nivel internacional, porque el reporte denuncia la instalación de discursos de odio que han avalado la discriminación en materias como inmigración, género o asuntos raciales.

Una retórica, dice Amnistía, que genera divisiones y sesgos que se traducen luego en violencia. Y apunta directa, pero no exclusivamente, a Donald Trump como responsable del auge de esta línea política que según la organización “ha provocado un retroceso mundial en Derechos Humanos”. Y que se evidencia también en Rusia, China, Filipinas e incluso en países más desarrollados.

Una tendencia preocupante, por el eco que podría llegar a tener acá. En Latinoamerica, la situación de Venezuela y México es la más crítica, con alzas en homicidios, desapariciones forzadas e incluso tortura.

En ese contexto, Chile aparece lejos de esos escenarios. Pero el capítulo es crítico en otros temas, con especial énfasis en la forma en la que se ha tratado el tema Mapuche.

El informe advierte, una vez más, de las reiteradas denuncias de excesivo uso de fuerza policial, destacando el caso de Brandon Hernández, atacado por un Carabinero con más de 100 perdigones en la espalda. Y critica la forma en la que se ha aplicado la Ley Antiterrorista, advirtiendo que el discurso antimpauche puede usarse como excusa para saltarse los Derechos Humanos.

En esa línea sitúa la Operación Huracán, como reflejo de un abuso de la norma que conduce a la estigmatización de ese pueblo que se ha formalizado como una tendencia.

Una señal de alerta, otra más para repensar la forma en la que este tema ha sido abordado por el Estado. 

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