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Un equipo de investigadores liderado por la Universidad de Granada, determinó que el uso prolongado de aceite de girasol o de pescado afectan negativamente al hígado, lo altera y pueden llegar a provocar esteatohepatitis no alcohólica (Ehna).

El estudio publicado en The Journal of Nutritional Biochemistry, asegura que la  esteatohepatitis no alcohólica es una inflamación grasa del hígado que no es ocasionada por el consumo de alcohol. Esta enfermedad, a su vez, aumenta el riesgo de sufrir cirrosis hepática o cáncer de hígado.

De las tres grasas de la dieta estudiadas (aceite de oliva virgen, aceite de girasol y aceite de pescado), la que mejor preservó el hígado a lo largo de la vida fue el aceite de oliva virgen, mientras que el aceite de girasol indujo fibrosis, alteraciones ultraestructurales, bloqueo de expresión génica y un alto grado de oxidación.

Según consigna Antena 3, el catedrático de Fisiología de la Universidad de Granada José Luis Quiles Morales, autor principal de este trabajo, explicó que “lo más llamativo es que el tipo de grasa que se acumula es diferente según la alimentación y esto hace que, a pesar de ese acúmulo, unos hígados lleguen a la vejez más sanos que otros y con una mayor o menor predisposición a sufrir ciertas patologías”.

De los aceites estudiados el que mejor preservó el hígado de las ratas (usadas para el estudio) a lo largo de su vida fue el aceite de oliva virgen.

 

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