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Con esta frase, el presidente de Blanco y Negro Aníbal Mosa marcó su quiebre con el otro gran accionista de la concesionaria, Leónidas Vial.

Según nos enteramos hoy, Vial representa a la derecha económica. Mosa, en cambio, es el abanderado de la izquierda y del pueblo albo, que, como ahora sabemos «administra al club».

¿Es de izquierda Mosa? Ni idea Es de izquierda Colo-Colo? No. Las encuestas demuestran que su hinchada es transversal, y que es el equipo más popular tanto entre quienes se definen de derecha, como en el centro, la izquierda y los independientes.

Otra cosa es que en sus 92 años de historia, el Cacique ha sido siempre un botín apetecido por políticos de todos los colores. Como Carlos Ibáñez, que entregó un terreno para su estadio. Como Augusto Pinochet, quien intervino el club para dejarlo a cargo del grupo económico Vial, y luego fue nombrado presidente honorario.

También en democracia,Sebastián Piñera, pese a ser hincha de Universidad Católica, vio el potencial político de Colo-Colo. Compró acciones y junto a su futuro ministro Gabriel Ruiz-Tagle se convirtió en controlador de Blanco y Negro durante la campaña presidencial de 2009 y en sus primeros 7 meses en La Moneda.

No nos engañemos; la de hoy, entre Mosa y Vial, es simplemente una disputa de poder entre dos millonarios dueños de acciones, que estratégicamente pretenden apoyarse en los dos directores que eligen los socios del Club Social y Deportivo para tener mayoría en el directorio.

Porque en la era de las Sociedades Anónimas, la llave del poder no es el amor a la camiseta, ni menos las preferencias políticas de ese «pueblo albo» que, según nos informa Mosa, estaría a cargo del club.

Nada de eso. En Blanco y Negro, como en las demás sociedades anónimas deportivas, la única llave al poder es el dinero.

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