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Sebastián Dávalos no será procesado. Así lo anunció el fiscal Sergio Moya, el día en que en vez de cerrarse se amplió el plazo de investigación  del caso Caval. Esta decisión, guste o no es una facultad privativa del Ministerio Público y está en el ámbito de lo judicial.

Pero en el ámbito ético y político, sigue siendo reprochable que el hijo de la entonces más segura aspirante a La Moneda haya estado con Natalia Compagnon en la reunión con Andrónico Luksic en que se gestionó el crédito de 6.500 millones para la empresa de su esposa.
Porque se trataba del hijo de quien aspiraba a dirigir el poder ejecutivo que debe fiscalizar todos los negocios de un hombre que es dueño de una de las principales fortunas del país.

Da lo mismo si incluso creemos la versión de que Dávalos sólo se dedicó a mirar la oficina de Luksic. El conflicto de interés es evidente. 

Y tan evidente que los costos en el juicio ciudadano se siguen y se seguirán pagando.

 

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