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Las casas de estudio argumentan que quieren tener a los mejores alumnos. No obstante, el aporte del Estado aumenta si matriculan a más estudiantes.

Una vez finalizada la PSU  se desata la competencia entre las casas de estudio por captar a los estudiantes con mejores puntajes. Los establecimientos de educación superior argumentan que se trata de atraer a los mejores alumnos. Pero también es cierto que el Estado aporta ingresos a las universidades que matriculan a los mejores 27.500 puntajes a través del Aporte Fiscal Indirecto (AFI).

Este mecanismo, según Patricio Carrasco, investigador de Educación 2020, va en pro de la competencia, por lo que las universidades incentivan a los alumnos con obsequios que no tienen relación con temas educativos. Además, el experto señala que la entrega del AFI  se basa en la PSU, la  cual “no mide la calidad de los alumnos sino que su condición socioeconómica”, lo cual sería discriminatorio.

Las universidades, en cambio, sostienen que atraen a los mejores estudiantes a través de becas, programas educativo y académicos,  asegurando así calidad y equidad en la enseñanza, cumpliendo un rol social, sin preocuparse de los beneficios.

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