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Es un mandato por el cual se encarga la administración de negocios a otro.

Fuertes críticas ha recibido el Presidente de la República por el manejo de sus inversiones y la información relativa a su patrimonio, dinero que había sido entregado por medio de un fideicomiso ciego a los agentes Celfin Capital, Banco Bice, LarrainVial y Moneda, y en los que el mandatario no podría acceder a información sobre el estado actual de sus inversiones. 

En abril de 2010, justo después de asumir en La Moneda, Sebastián Piñera presentó su primera declaración de patrimonio a la Contraloría. Un informe que confirmó su participación indirecta en 25 sociedades a través de Santa Cecilia, Bancard y Bancorp, donde el mandatario, como persona natural, declaró un patrimonio de cinco mil millones de pesos, unos 10 millones de dólares.

Sin embargo, antes de llegar al Gobierno, su patrimonio era muy superior: avaluado en cerca de 1.400 millones de dolares,  suma que fue puesta en un fideicomiso ciego. A eso habría incluso que sumar casi mil millones más por las ventas de su participación en LAN, Blanco & Negro y Chilevisión, que posteriormente se sumaron a ese fideicomiso, donde aún podrían estar incluso algunas acciones de las sociedades cascadas de SQM.

Pero el debate se fortalece ya que, tal como lo señaló el Superintendente de Valores y Seguros, el fideicomiso ciego es un contrato privado, por lo cual estaría fuera del alcance fiscalizador, al no estar regulado por ley. “Hoy día el problema del fideicomiso ciego o del contrato de mandato ciego o de administración que tiene el caso del Presidente es que no está sometido a ninguna fiscalización. Por lo tanto lo que aquí se requiere es que este tipo de operaciones tengan la posiblidad de ser fiscalizadas y revisadas por la autoridad”, explicó Rafael Mery, académico de la Facultad de Economía y empresa de la UDP.

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