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Aspectos geográficos y la poca contaminación lumínica en el norte permiten que el país sea un escenario privilegiado para el estudio de los astros.

El 27 de octubre pasado, el presidente Sebastián Piñera aseveró que Chile era la capital de la Astronomía. Los argumentos recaen  en las noches despejadas del Norte y la poca contaminación lumínica del territorio nacional, como espacio óptimo para la investigación.

Pero no sólo la naturaleza favorece al país para el desarrollo astronómico. El Estado fomenta el desarrollo de proyectos, como la instalación del telescopio más grande del mundo: E-ELT           (Extremely Large Telescope), que se construirá en el cerro Armazones de Paranal.  

Chile posee el 50% de capacidad observatoria mundial. Para algunos previsores como el Director del Instituto de Astrofísica UC, Andreas Reisengger, a fines de la década el porcentaje será de un 70%. Sin embargo, logros como los proyectos ALMA y el observatorio del Cerro Tololo, no son suficientes ante desafíos que comienzan por el aumento de fondos para la investigación.

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