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Como ha sido la tónica de las últimas semanas, los barrios de las calles de Homs, en Siria, amanecieron bajo el fuego del ejército de Bashar al-Assad.
Los grupos insurgentes responden a los ataques, provocandose así intensos combates, en donde cada día mueren decenas de civiles, según reporta la oposición.
El origen es el excesivo autoritarismo del régimen, sumado a la inflación y el desempleo, los que crearon un ambiente favorable para las protestas, las cuales fueron reprimidas por el gobierno, provocando un clima de violencia que ha dejado a más de 7.500 muertos civiles según la ONU.
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